Si te lo tomas todo como algo personal, vivirás eternamente ofendido
Si vives ofendido solo te
estarás haciendo daño a ti mismo. Aprende a ser flexible como el bambú y
amóldate a las situaciones para que no te superen.
Hay quien vive ofendido.
Lejos de permitirse llevar una existencia en sintonía con los suyos, en respeto
y armonía con sus entornos, opta por “darse contra un muro” casi a cada
instante.
¿Es que el mundo se ha
confabulado para ir en su contra? En absoluto. Lo que ocurre es que, en este
sutil pero complejo mundo de las emociones y la personalidad, hay quien hace de
la ofensa un hábito constante.
Lejos de ver a estas
personas como focos problemáticos que evitar, es necesario entender lo que
acontece en su interior.
La hipersensibilidad, la
baja autoestima y la falta de recursos psicológicos hace que sus esquemas de
pensamiento sean demasiado duros.
Cualquier palabra, gesto o
acción se interpreta como una ofensa. Es aquí donde está la esencia del
problema. Ese autoconcepto bajo que ve problemas donde no los hay. Que ve odios
donde no existen.
Personalidades que ven
tormentas cuando solo luce el sol. Te proponemos reflexionar sobre ello.
Vivo ofendido las 24 horas
del día, 7 días por semana
“Es que contigo no se puede
hablar“. “Te ofendes por nada”. “Es que eres imposible, lo tuyo va de mal en
peor”.
Si en algún momento te han
dicho estas frases, es muy posible que también te hayan sentado mal. No
obstante, tras estas verbalizaciones se esconde una realidad.
- Si los que nos rodean tienen problemas para interactuar con nosotros es que algo ocurre. Si no están cómodos, si no hay armonía en la comunicación ni el trato, es necesario saber por qué.
- Lejos de pensar que “todos los que me rodean” me odian, es necesario hacer un acto de reflexión profundo y delicado.
- Deberemos quitar cada capa de esa cebolla que nos envuelve para saber qué hay en nuestro interior.
A continuación, vamos a
descubrir qué ocurre en quien se siente eternamente ofendido.
Nadie te ofende, son tus
expectativas
Es posible que sean tus
altísimas expectativas las que no se ajustan a la realidad. De algún modo,
todos nosotros tenemos una idea sobre lo que deben hacer los demás. Sobre cómo
deberían tratarnos y cómo deberían reaccionar ante ciertas cosas.
En primer lugar, conviene
aclarar que estos enfoques citados no son del todo adecuados. Veamos por qué.
- Lo único que debes tener claro es cómo quieres que te traten los demás. Mereces respeto y debes exigirlo. Es una necesidad personal que todos tenemos.
- Ahora bien, lo que el resto haga, deje de hacer o decida no es competencia nuestra. Cada persona es libre de decidir lo que desee y de actuar como quiera, siempre que exista respeto.
- Si nos obsesionamos en que nuestra pareja se comporte de tal modo, en que nuestros amigos hagan esto y lo otro por nosotros lo pasaremos realmente mal.
Para avanzar con más
tranquilidad y equilibrio interno, recuerda algo: no esperes nada de nadie,
espéralo todo de ti mismo.
El mundo no está en tu
contra: eres tú quien debe armonizar con el mundo
Quien vive eternamente
ofendido es como una piedra o como un tronco de roble. Para comprenderlo,
intenta visualizar lo siguiente:
- Imagina que eres un árbol ante un océano. Las aguas vienen y van, el viento, a veces es suave, y a veces, intenso. En ocasiones ese océano te acaricia, pero otras veces te golpea con sus días de tormenta.
- Ahora bien, si eres un árbol muy regio y firme, ese océano, sus olas y los elementos te acabarán derribando. En un escenario así, todo lo firme, todo lo que aparenta obstinación, acaba por los suelos.
- Sin embargo, si eres como esa rama flexible de bambú, bailarás con el viento y ni la tormenta más feroz te hará caer. Porque te adaptas, porque no eres como una pared que recibe cada golpe.
Vivir eternamente ofendido
es propiciar que nos hagan aún más daño. No obstante, los culpables seremos
nosotros.
Quien se ofende por nada
crea desconfianza.
Si vives siempre ofendido
los tuyos dejarán de sentirse bien contigo y se alejarán.
Si solo ves ofensas cuando
te ofrecen palabras amables, crearás distancia.
Quiérete un poco más y detén
el ruido de tus pensamientos obsesivos
El mundo no te odia. Nadie
está en tu contra. No acumules ofensas donde no las hay, ni veas malos actos
donde nunca hubo intención alguna de hacerte daño.
- Quien no se quiere a sí mismo se vuelve exigente con los demás. Espera, por encima de todo, que el resto le ofrezca aquello que él no se da: amor, reconocimiento, respeto.
- Si no empezamos a trabajarnos desde el interior proyectaremos nuestros abismos más oscuros al exterior hasta que, poco a poco, toda nuestra realidad se convierta en un infierno.
No vale la pena. Di no al
sufrimiento inútil y no apagues más incendios con gasolina. Empieza reparando
tus heridas y vacíos y ofrécete el amor que necesitas.
Solo cuando uno se quiere lo
suficiente el mundo empieza a avanzar de otro modo mucho mejor.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en mejorconsalud
Excelente artículo. Sabias palabras y de gran ayuda para todos.
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