EN DEFENSA DE LAS PERSONAS CON DEMENCIA: COMBATAMOS LOS ESTIGMAS Y PREJUICIOS
¿Qué tipo de pensamientos nos surgen al escuchar la
palabra “demencia”? Y: ¿de qué manera estos repercuten en nuestras actitudes
ante este colectivo?
Este artículo está concebido para fomentar la conciencia
del estigma actual asociado a la gente que vive con demencia y,
consecuentemente, de la urgente necesidad de llevar a cabo un cambio social
intercultural basado en la inclusión y el respeto.
Demencia: definición y prevalencia
La demencia, renombrada como “trastorno neurocognitivo
mayor” por el manual diagnóstico DSM-5 (2013), es definida por el DSM-IV-TR
(2000) como una condición adquirida caracterizada por afectaciones en la
memoria y, como mínimo, en otra área cognitiva (praxias, lenguaje, funciones
ejecutivas, etc.). Dichas afectaciones causan limitaciones significantes en el
funcionamiento social y/o ocupacional y representan un deterioro con respecto a
la capacidad previa.
La forma de demencia más frecuente es la enfermedad del
Alzheimer, y el factor de riesgo más importante es la edad con una prevalencia
que se duplica cada cinco años después de 65 años, sin embargo, existe también
un porcentaje (menor) de gente que adquiere demencia de forma temprana (Batsch
& Mittelman, 2012).
A pesar de la dificultad de establecer una prevalencia de
demencia a nivel mundial, debido principalmente a la falta de uniformidad
metodológica entre los estudios, la federación Alzheimer’s Disease
International (ADI) junto con la Organización Mundial de la Salud han indicado
en su informe más reciente (2016) que aproximadamente 47 millones de personas
viven con demencia en el mundo y las estimaciones para 2050 muestran un
incremento que equivale a más de 131 millones.
Demencia y percepción social
La percepción a nivel mundial es desigual dependiendo del
país o de la cultura. Gran parte de las concepciones asociadas a la demencia
han resultado ser erróneas e incluyen el considerarla como parte normal del
envejecimiento, como algo metafísico ligado a lo sobrenatural, como
consecuencia del mal karma o como una enfermedad que destruye completamente a
la persona (Batsch & Mittelman, 2012).
Tales mitos estigmatizan al colectivo fomentando su
exclusión social y la ocultación de su enfermedad.
Combatiendo el estigma: la necesidad de un cambio social
Teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida,
que repercute en un incremento de la prevalencia de casos de demencia, y la
falta de información y concienciación, resulta crucial el llevar a cabo un
trabajo por parte de toda la sociedad en su conjunto.
Dichas acciones a simple vista pueden parecer pequeñas,
pero son las que a la larga nos llevarán hacia la inclusión. Veamos algunas de
ellas.
Las palabras y sus connotaciones
Las palabras pueden adoptar diversas connotaciones y la
forma en que las noticias son comunicadas condicionan, en mayor o menor medida,
nuestras perspectivas y actitudes hacia algo o alguien, especialmente cuando no
contamos con los conocimientos suficientes sobre el tema.
La demencia es una enfermedad neurodegenerativa en la
cual la calidad de vida se ve afectada. Sin embargo, esto no quiere decir que
todas estas personas dejen de ser quienes son, que tengan que renunciar
inmediatamente a sus empleos tras el diagnóstico, o que no puedan disfrutar de
ciertas actividades tal y como lo hace la gente sana.
El problema reside en que algunos medios de comunicación
han resultado ser exageradamente negativos centrándose únicamente en los
estadios más avanzados de la enfermedad, presentado la demencia como una
horrible y destructiva enfermedad en la que la identidad se desvanece y en la
que nada se puede hacer para lograr calidad de vida, factor que repercute
negativamente en la propia persona y su entorno creando desesperanza y
frustración.
Este es uno de los factores con el que asociaciones de
demencias y organizaciones (centros de día, hospitales, centros de
investigación, etc.) tratan de lidiar. Un ejemplo de ello es la organización
benéfica líder en Reino Unido Alzheimer’s Society.
Alzheimer’s Society cuenta con un gran equipo de trabajo,
investigadores y voluntarios que colaboran y ofrecen soporte en diferentes
proyectos y actividades con el objetivo de ayudar a que la gente con demencia
pueda “vivir” con la enfermedad en vez de “sufrirla”. A su vez, proponen que
los medios de comunicación traten de plasmar la demencia en su globalidad y con
una terminología neutral dando a conocer historias personales de gente con
demencia y demostrando que sí que es posible tener calidad de vida llevando a
cabo diversas adaptaciones.
La importancia de estar informados
Otro factor que suele llevar a la exclusión es la falta
de información. Desde mi experiencia en el campo de la psicología y demencias
he podido observar que, debido a las afectaciones producidas por la enfermedad,
parte del entorno de la persona con demencia se distancia, y en la mayoría de
casos parece ser debido a la falta de conocimiento sobre cómo manejar la
situación. Tal hecho provoca un mayor aislamiento de la persona y menor contacto
social, lo cual resulta ser un factor agravante ante el deterioro.
Para procurar evitar que esto suceda, es muy importante
que el entorno social (amigos, familiares, etc.) estén informados sobre la
enfermedad, los síntomas que pueden aparecer y las estrategias de resolución de
problemas que pueden utilizar dependiendo del contexto.
Contar con el conocimiento necesario sobre las
capacidades que pueden ser afectadas en la demencia (déficits de atención,
afectaciones en memoria a corto plazo, etc.) nos permitirá también ser más
comprensivos y capaces de adaptar el entorno a sus necesidades.
Está claro que no podemos evitar los síntomas, pero sí
que podemos actuar para mejorar su bienestar fomentando el uso de agendas y
recordatorios diarios, facilitándoles más tiempo para responder, o tratando de
evitar interferencias auditivas durante las conversaciones, por citar algunos
ejemplos.
Ocultando la enfermedad
La carencia de conciencia social, junto con los
prejuicios y actitudes negativas hacia este colectivo, lleva a que algunas
personas mantengan oculta la enfermedad por diversos factores como pueden ser
el miedo al ser rechazados o ignorados, la exposición a un trato diferente e
infantilizado o a su subestimación como personas.
El hecho de no comunicar la enfermedad o de no asistir al
médico para realizar una valoración hasta que se halla en un estadio grave
repercute negativamente en la calidad de vida de estas personas, pues se ha
demostrado que un diagnóstico temprano es beneficioso para llevar a cabo cuanto
antes las medidas necesarias y la búsqueda de los servicios requeridos.
Desarrollando sensibilidad y empatía
Otra repercusión de la ignorancia ante la enfermedad es
el hecho frecuente de hablar de la persona y su enfermedad con el cuidador
mientras ella está presente y, en gran parte de las veces, para transmitir un
mensaje negativo. Esto normalmente ocurre por la falsa concepción de que la
persona con demencia no va a comprender el mensaje, lo que supone un ataque a
su dignidad.
Con el objetivo de aumentar la conciencia y el
conocimiento social ante la demencia resulta necesario el llevar a cabo la
expansión de “Dementia-friendly Communities”, creación de campañas
informativas, conferencias, proyectos, etc., que cumplan con políticas de
igualdad, diversidad e inclusión y que, a su vez, ofrezcan apoyo tanto a la
propia persona como a sus cuidadores.
Más allá de la etiqueta “demencia”
Para finalizar, me gustaría remarcar la importancia de
aceptar primeramente a la persona por quién y cómo es, evitando en la medida de
lo posible los prejuicios asociados a la etiqueta “demencia”.
Está claro que al ser una enfermedad neurodegenerativa
las funciones se verán afectadas gradualmente, pero no por ello debemos
condenar directamente a la persona a la incapacidad y dependencia
desvalorizando sus capacidades actuales.
Dependiendo del estadio de la enfermedad se pueden llevar
a cabo diversas adaptaciones en el entorno y ofrecer soporte con el fin de
incrementar su autonomía en las actividades de la vida diaria y ámbito laboral.
Cabe remarcar también que son personas que pueden llevar a cabo decisiones, en
mayor o menor medida, y que tienen el derecho de participar en actividades de
la vida diaria y a socializarse como cualquier otra.
Y por último, nunca debemos olvidar que, a pesar de que
la enfermedad progrese y afecte a la persona en gran medida, su identidad y
esencia sigue allí. La demencia no destruye completamente a la persona, en todo
caso, es la sociedad y su ignorancia la que la infravalora y despersonaliza.
Este articulo fue realizado gracias a psicologiaymente.net Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
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