EL SORPRENDENTE CEREBRO DE UN BEBE
El cerebro de un bebé es maravilloso y único. En el reino
animal no existe otro que se le parezca.
Esto lo afirmamos no solo porque el cerebro de nuestro
bebé pertenece a uno de los seres que más podemos querer en el mundo.
Lo decimos porque en ese pedacito de materia, se producen
eventos tan extraordinarios que hoy día apenas podemos entender y admirar.
Sobre el sorprendente cerebro de un bebé y cómo los
padres podemos influir en el desarrollo del mismo queremos hablarte en eres
mamá.
Como sabemos que el tema te interesa, desde este minuto,
agradecemos tu complicidad.
El desarrollo físico del cerebro en las primeras etapas
En las horas que le siguen al nacimiento es cuando el
cerebro de un bebé más crece.
Algo muy particular que se da en este período es que
existe una marcada diferencia con respecto a los sexos. El cerebro de los
varones tiende a crecer mucho más rápido que el de las hembras.
De igual forma sucede con algunas regiones cerebrales.
Las zonas que alcanzan mayor desarrollo en las primeras etapas de vida son
aquellas relacionadas con la psicomotricidad y los sentidos.
El desarrollo emocional en las primeras etapas
Aunque a muchas madres nos gusta creer que nuestro hijo
puede entendernos y hasta hace de las suyas para llamar nuestra atención y
despertar nuestro enamoramiento, los recién nacidos son incapaces de emitir
emociones de manera consciente. Su desarrollo emocional apenas comienza.
Cuando sienten hambre, están mojados, tienen sueño, o
desean el calor de mamá… piden ser complacidos como únicamente saben hacerlo:
mediante el llanto.
Ellos, en principio, solo precisan saciar sus necesidades
vitales como un instinto de conservación.
Sin embargo, desde muy pequeñitos, los bebés activan su
inigualable capacidad para recopilar información, y es mediante esta “colecta”,
que su cerebro va madurando.
Si la alimentación es primordial para que el niño crezca
sano, no carezca de nutrientes y su organismo funcione de manera correcta, los
estímulos emocionales, intervienen en su maduración cerebral.
Por eso se afirma que el desarrollo cognitivo de un niño dependerá
100% del entorno en el cuál crezca y los estímulos que reciba de él.
Acariciarlo, cantarle, hablarle de cerca, besarlo, y
alimentarlo con leche materna, son excelentes maneras de influir positivamente
en la trasformación de su cerebro y, en definitiva, adentrarlo en el mundo que
le rodea.
Durante los 3 primeros meses de vida el cerebro de un
bebé crece físicamente de manera notoria. Pero a nivel cognoscitivo también se
va desarrollando.
Al nacer, el cerebro del bebé está formado por millones
de neuronas que aguardan los estímulos para hacer sus conexiones y formar las
redes neuronales que le permitirán cumplir diversas tareas y desempeñarse como
un ser humano emotivo y racional.
Algunas de esas neuronas ya vienen “programadas” para
realizar funciones generalmente relacionadas con las necesidades vitales del
organismo.
Pero muchas otras, se encuentran disponibles para
asimilar las informaciones que reciban de su entorno, hacer conexiones entre
ellas (sinapsis) y formar una inmensa red neuronal que en esta etapa se
encontrará en constante transformación.
El sorprendente cerebro de un bebé
Al nacer, el cerebro de un ser humano está muy poco
desarrollado. Su completa maduración la logrará fuera del útero y con el paso
del tiempo.
Los padres y el resto de la familia pueden y deben
contribuir satisfactoriamente con el desarrollo cerebral del niño
transmitiéndole mensajes de amor, habilitándole un hogar donde se viva en
armonía, satisfaciendo sus necesidades y haciéndolo feliz.
Mamá, seguramente sabes que tu bebé es incapaz de
recordar tu consagración.
Él jamás tendrá la certeza de cuánto te sacrificaste, lo
amaste y le dedicaste tus años juveniles porque sencillamente su cerebro no
está preparado para recordar.
Pero, ¿acaso importa que lo recuerde? Todo el afecto y lo
bueno que le brindes en materia de emociones va a servir no para que las
inmortalice, sino para contribuir a su inteligencia emocional y el desarrollo
general de su cerebro.
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